APLICACIONES COSMÉTICAS DEL FACTOR DE CRECIMIENTO EPIDÉRMICO

El mundo de la cosmética avanza a pasos agigantados. La investigación y la creación de nuevos activos cosméticos para asegurar una piel cada día más joven forma parte del día a día de muchas empresas y laboratorios. Y nosotros, los farmacéuticos formuladores, estamos con los ojos bien abiertos para conocer al máximo las novedades en activos cosméticos que demuestren gran eficacia. 
 
Ahora toca el turno al factor de crecimiento epidérmico o EGF
 
Este factor es una proteína que se encuentra de forma natural en nuestro organismo. Esta proteína es liberada por algunas células con el fin de regular el ciclo celular: tanto para el desarrollo, como para favorecer su renovación y para asegurar su supervivencia, jugando un papel muy importante en los procesos de cicatrización de heridas y lesiones en los tejidos. 
 
Aprovechando la actividad de este factor, que tiene la capacidad para regenerar y estimular la formación de nuevo tejido epidérmico, se ha visto que también puede usarse en la alta cosmética para tratar el envejecimiento cutáneo, como ingrediente "antiaging". 
 
Hasta ahora no había productos o vehículos estables para este activo, en el mercado, pero con la revolución de las nuevas tecnologías, ya empieza a encontrarse en el mercado productos fiables y de eficacia demostrada. 
 
Así pues, el uso de este factor en el mundo de la cosmética puede ser muy interesante, principalmente en la cosmética antienvejecimiento, ya que la aplicación del producto sobre la superficie de la piel, se traduce en una mejora general de la calidad de la piel, una menor flacidez, menos arrugas finas y una hidratación profunda, ya que el EGF estimula la función de las células encargadas de sintetizar ácido hialurónico, colágeno y elastina endógenos. 
 
Asimismo, también podemos conseguir un efecto de regeneración tisular en pieles dañadas por el sol ("fotoenvejecimiento"), pieles dañadas por la exposición reiterada a ciertos agentes físicos y químicos (radioterapia y quimioterapia) o pieles que han sufrido lesiones en las que el tejido no ha cicatrizado correctamente (formación de queloides). 
 
Por tanto, nos encontramos ante un producto estable, muy estudiado, y ahora, de eficacia demostrada en la aplicación cosmética, que nos puede aportar propiedades muy interesantes, ya que nos aplicamos tópicamente el mejor activador celular del que disponemos y que se encuentra en nuestro organismo, lo que lo hace totalmente asimilable y tolerable a nivel fisiológico. 
 
Al aplicar los productos cosméticos que contienen este factor de crecimiento epidérmico en la piel, es posible detener y ralentizar el proceso de envejecimiento cutáneo y al mismo tiempo incrementar la producción de nuevas fibras de colágeno y elastina. 
 
Es por ello que estos tipos de moléculas activadoras se las ha denominado la nueva revolución en el tratamiento cutáneo. 
 
Se recomienda aplicar los cosméticos con activadores celulares preferiblemente por la noche, ya que es cuando la piel está produciendo el colágeno y cuando el proceso de reparación es más importante. Además, por la noche no acostumbramos a gesticular y la musculatura facial está más relajada, y si al mismo tiempo estamos tumbados boca arriba, la piel no se arruga tanto.